sábado, 18 de agosto de 2012

Choque entre dos aviones en el aire deja cuatro muertos en Brasil


Dos aviones monomotor se impactaron en el aire y sus cuatro ocupantes murieron, informó el sábado la policía.
El oficial de policía Carlos Locatelli indicó al cibersitio noticioso G1 que el accidente ocurrió el sábado por la mañana cuando los dos aviones sobrevolaban un cañaveral cerca de la ciudad de Santa Barbara D'Oeste en el estado de Sao Paulo.

Agregó que según testigos los dos aparatos chocaron de frente y estallaron en llamas al impacto.

Los llamados telefónicos al departamento de policía de esa ciudad no obtuvieron respuesta.

Traficantes dejan de vender crack en Río


Había mucho movimiento en la favela Mandela una noche reciente. A la luz de un farol, los clientes elegían de entre varios paquetitos de cocaína en polvo y marihuana que costaban 5, 10 y 25 dólares.
Adolescentes con armas semiautomáticas recibían el dinero mientras coqueteaban con muchachas que lucían ropa provocativa, con el ombligo al aire.

Cerca de allí, varios niños saltaban en un trampolín, ajenos a las armas y la venta de drogas que son parte de su vida cotidiana en cientos de favelas de esta ciudad de 12 millones de habitantes. La oferta de los traficantes, sin embargo, no incluía el crack, la droga más adictiva y destructiva.

Cuando apareció el crack hace unos seis años, Mandela y las favelas vecinas pasaron a ser el principal mercado al aire libre de drogas de Río, "cracolandia", donde los usuarios podían comprar la piedra, fumarla y pasar el tiempo hasta reincidir. Multitudes de adictos vivían en casuchas de cartón con mantas inmundas y conseguían como podían dinero para comprar la droga.

Ahora no había crack en la mesa de madera donde los traficantes ofrecen sus productos y tampoco hay adictos en las calles. El cambio no obedece a una campaña de la policía o de salud pública. Los propios traficantes dejaron de vender la droga en Mandela y la vecina Jacarezinho. Y dicen que dejarán de venderla en otros sitios en los próximos dos años.

Los jefes de las bandas de traficantes, generalmente nacidos y criados en las favelas que ahora controlan, dice que el crack desestabiliza sus comunidades y les resulta más difícil controlar las zonas abandonadas por el gobierno. Las autoridades, por su parte, se atribuyen el mérito y sostienen que los traficantes simplemente están tratando de convencer a la policía de que abandone su ofensiva para retomar el control de las favelas.

Los traficantes sacuden la cabeza e insisten en que fueron ellos los que decidieron suspender la venta de crack, como se denomina a una forma cristalizada de la cocaína altamente adictiva.

"El crack ha traído muchas desgracias a Río. Hay que parar su venta", comentó el número dos en la jerarquía de mandos de los traficantes que controlan Mandela, un hombre regordete que lucía una camiseta Lacoste, collares y pulseras de oro y que tenía 100.000 dólares en efectivo en su mochila. A los 37 años es un veterano del Comando Vermelho (Comando Rojo), la banda más establecida de Río. Es buscado por la policía, por lo que no quiso ser identificado por su nombre.

Habló de la decisión de suspender la venta de crack mientras veía cómo ingresaba el dinero, que era acomodado en pilas sostenidas por bandas elásticas. Mantenía una mano en su revólver y la otra en una radio mediante la cual se le informaba de las ventas en otros sectores y se le alertaba de la presencia de la policía.

Se agitó al plantearse el tema del crack y subió el tono de su voz. Dijo que el crack generaba mucho dinero, pero que tiene muchas razones para detestar la droga. Todo aquel que entra en contacto con esa droga termina odiándola, sostuvo.

Un hermano suyo que estudió, se fue de la favela y entró en la fuerza aérea, sucumbió al crack. Abandonó a su familia y dejó su trabajo. Ahora merodea por la favela con otros adictos.

"Veo esta miseria", expresó. "Soy un ser humano también yo, un líder de la zona. Quiero poder decir que ayudé a frenar esto".

Para que la iniciativa tenga éxito, se necesita la colaboración de las otras dos bandas grandes de la ciudad: los Amigos dos Amigos (Amigos de los Amigos) y el Terceiro Comando (Tercer Comando).

Ello implica renunciar a ganancias considerables. Según un estimado de la Comisión de Seguridad de la cámara baja y de la policía, los brasileños consumen entre 800 y 1200 kilos de crack por día, valuados en 10 millones de dólares.

Las otras bandas, no obstante, están siguiendo los pasos de Comando Vermelho, según la abogada Flavia Froes, que representa a algunos de los traficantes más conocidos de Río.

"Todos están acatando la iniciativa", afirmó Froes. "Se dan cuenta de que esta experiencia con el crack no fue buena, por más que resulte lucrativa. Los costos sociales son muy altos. Esta no es una droga para los ricos, está golpeando sus propias comunidades".

Cuando camina por las favelas, recorriendo calles llenas de pozos con tacos de 15 centímetros (seis pulgadas) y jeans con imitaciones de piedras preciosas, individuos con armas en las dos manos se muestran respetuosos y le dicen "doutora" (doctora) o "senhora" (señora) porque es una mujer con estudios.

"Mientras les quede algo, lo venderán. Pero no volverán a comprar", expresó la mujer. "Podemos decir con total certeza que la era del crack llegó a su fin en Río de Janeiro".

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Incluso quienes no creen que los traficantes hayan desarrollado súbitamente una conciencia social dicen que la idea de que las principales bandas se pongan de acuerdo para suspender la venta de crack no es descabellada. Después de todo, un pacto similar evitó por años la llegada de las drogas a Río.

El crack llegó primero a Sao Paulo, la capital económica de Brasil, en la década de 1990. A principios del 2000 se esparció por todo Brasil. Un estudio reciente dice que se vendió en el 98% de las municipalidades brasileñas, sin que las autoridades pudiesen impedir su propagación.

En Río, no obstante, un acuerdo entre las bandas hizo que resultase inusual encontrar crack hasta hace pocos años, de acuerdo con el ex jefe de la policía local Mario Sergio Duarte.

"Río fue siempre una ciudad de cocaína y marihuana", sostuvo. "Si los traficantes decidieron volver a esas drogas, no es porque tengan de repente conciencia social, o porque quieren ser caritativos y ayudar a los adictos. Es porque el crack les trae demasiados problemas".

Duarte cree que los traficantes recurrieron al crack cuando se frenó un poco la venta de otras drogas en la ciudad.

La policía comenzó a retomar el control de favelas que eran dominadas por los traficantes para reforzar su candidatura a ser sede de la Copa Mundial de fútbol del 2014 y de los Juegos Olímpicos del 2016. La campaña afectó el tráfico de drogas y las ganancias disminuyeron, según Duarte. El crack asomó como una solución e inundó el mercado.

"El crack genera muchas ganancias. Es barato, pero se vende bien y genera adicciones rápidamente. Estaban tratando de recuperar las pérdidas", dijo Duarte.

Pronto, las bandas sufrían las consecuencias.

A diferencia de los clientes que compran cocaína y marihuana y se van, los adictos al crack empezaron a merodear los sitios de venta, buscando dinero para comprar la droga. Quebraron el código social que mantiene la calma en las favelas, robando, mendigando, amenazando y prostituyéndose. Su presencia se tornó insoportable.

El capo de Mandela dijo que el crack incluso puso en duda la autoridad de los mafiosos.

"¿Cómo puedo decirle a alguien que no robe, si sé que le vendí la droga que lo hizo robar?", preguntó.

Muchos dicen que sus propios familiares y amigos de la infancia se hicieron adictos.

"El mismo crack que yo le vendo a tu hijo se lo están vendiendo al mío. Hablé con uno de los primeros en vender crack en Río. Su hijo lo consume ahora. Todos dicen que hay que frenar esto", declaró.

En Mandela los residentes tenían que pasar por encima de adictos al crack cuando iban o venían del trabajo y le decían a sus hijos que tuvieran cuidado cuando pasaban junto a esos "zombies".

"Hubo robos en la favela, violencia, gente asesinada en el medio de la calle, gente que tenía relaciones sexuales o decía tonterías", comentó Cléber, el dueño de un negocio de reparaciones de artículos electrónicos que vive en Mandela desde hace 16 años. No quiso dar su apellido porque vive en un barrio controlado por los traficantes y no quiere hacer olas.

"Ahora podemos salir a la calle de nuevo, hacer un asado afuera, beber con los amigos, sin que (los adictos) nos acosen", expresó.

El investigador Ignacio Cano, del Centro de Análisis de la Violencia de la Universidad Estatal de Río de Janeiro, dice que todavía se vende crack en algunos sitios selectos y que no se puede decir por ahora si la suspensión de la venta es algo temporal o definitivo.

Dijo que la venta de crack generó medidas excepcionales en parte porque los adictos eran una fuente de problemas sociales y sanitarios, que atrajeron la atención de las autoridades.

La epidemia de crack a nivel nacional llegó a un grado tal que el gobierno asignó fondos para combatirla, incluida una campaña de 253 millones de dólares lanzada por la presidenta Dilma Rousseff en mayo del 2010. En noviembre pasado se asignaron 2.000 millones de dólares para crear centros de tratamiento de adictos.

En mayo, 150 agentes de la policía federal ocuparon una favela de Río como parte de un programa piloto que busca combatir la venta de crack y ayudar a los adictos.

"Hay muchas razones por las que pueden haber decidido parar la venta" de crack, dijo Cano.

El estado de los adictos, mientras tanto, es desesperado y no todos reciben asistencia.

Una mujer de 28 años dice que no ve a sus tres hijos ni a sus padres desde que empezó a vivir en la calle hace tres años. Estaba mugrienta, llena de magullones que reflejan su dura vida. Le faltaban dientes y tenía el cabello teñido.

"No nací así. ¿Crees que mis padres quieren verme en este estado?", preguntó. "No puedo volver a casa".

Una adolescente con los ojos amarillentos dijo que no recuerda cuánto tiempo lleva en la calle ni qué edad tiene.

Sí recuerda su nombre — Natalia Gonzales — y el año de su nacimiento, 1997.

"No tengo a dónde ir", afirmó entre lágrimas. Poco después entonó una canción religiosa.

"Dios, ven y sálvame, extiéndeme la mano", decía la canción. "Sana mi corazón, hazme vivir de nuevo".

Usan simulador ante amenazas de terremoto y huracanes


El Instituto Municipal de Gestión de Riesgo y Comunidad  Adiestrada de Opción Segura inició un proyecto educativo para hacer frente a un huracán o un terremoto.El programa que lleva tres semanas en el país busca además educar a la población en general ante incendios. Para educar utilizan un simulador diseñado con las amenazas de terremoto, huracán y fuego, en el que explican las medidas a tomar en caso de presentarse estas situaciones. Los escenarios representados en ese centro móvil de adiestramientos incluyen cocina residencial, un dormitorio y salón de clase.

Luis Peña, director del Instituto de Gestión de Riesgo de la alcaldía de Santiago, explicó que el objetivo es educar directamente a la gente. “Lo que buscamos es que ante una posible amenaza que la tenemos en este municipio, es que conozcan que existen instrumentos educativos que ya se está utilizando enPuerto Rico en sus escuelas”, indicó Peña. Espera que en un futuro próximo puedan continuar entrenando en escuelas.

El puertorriqueño Alejandro Acevedo, quien preside el proyecto Comunidad Adiestrada y Opción Segura (CAOS Interactivo), refiere que tratan de  promover prácticas de preparación utilizando tecnología innovadora y segura.

Durante el simulacro estuvieron representantes del cuerpo de bomberos encabezado por el coronel Ricardo Rosario, el presidente de la Asociación de Comerciantes e Industriales de Santiago, Sandy Filpo, así como representantes  de juntas de vecinos.

Queremos que las personas tengan opciones ante las amenazas de huracanes o terremotos”.

Pánico en Tamboril; internan al menos 237 personas con diarrea


Con el ingreso de 55 pacientes en el día de ayer afectados por un brote diarreico suman ya 237 los afectados en este municipio con síntomas similares al cólera.El brote es atribuido a la mala calidad del agua, tras encontrar agentes contaminantes.

El epidemiólogo Félix Ramón Martínez dijo que en las pruebas de laboratorios se reportaron varias infecciones  bacteriológicas, como la salmonelosis, parasitosis y otras afecciones.

En el informe de Salud Pública se establece que en el período del seis al 15 de agosto fueron 137 los hospitalizados en el centro de salud Jorge Armando Toribio, una gran parte mujeres.

Martínez informó que fueron 55 los internos en dicho hospital con diarrea, vómitos y deshidratación. Algunos de los afectados fueron llevados a la clínica Unión Médica y otros centros privados de Santiago. Dijo que no descarta que varios de los pacientes puedan dar positivo al cólera y atribuyó el brote diarreico al consumo de agua contaminada de un tanque instalado en la parte alta de Tamboril.

Examinan muestras

“Hace unos días que enviamos las muestras para determinar si dan positivo al cólera, pero hasta ahora no contamos con los resultados”, expresó el epidemiólogo.

En un encuentro junto a representantes de juntas de vecinos, organizaciones populares plantearon el cierre de dicho tanque para determinar si ciertamente la contaminación del líquido proviene de allí.

A principios de mayo, al menos diez personas murieron por la enfermedad, aunque solo tres fueron confirmados positivos por las autoriades de Salud Pública.

Niurka Hernández Fermín tiene internos a sus hermanos Francisco y Carlos, desde el pasado jueves en el hospital de Tamboril. Ambos con  diarrea. El viernes pasado tuvo que llevar a su padre a la clínica Unión Médica con una situación similar.

“Yo realmente no sé de dónde pudieron contagiarse, nosotros estamos aplicando todas las medidas dispuestas por Salud Pública, parece que fue del aire”, dijo Niurka a elCaribe.

La mayoría de los afectados proviene de los sectores Domingo Alegre, El Teleférico, Los Polancos  y el Calientísimo.

La situación motivó que técnicos de la Coraasan sacudieran para analizar la calidad del agua servida a la población.

La situación es tan grave que prácticamente tienen que despachar  a los pacientes antes de tiempo por la falta de cama y espacio.

Reclaman una mayor presencia de autoridades

En principio muchos pensaban que se trataba de un nuevo desbordamiento de las cloacas que se había mezclado con el agua potable, pero la versión es descartada hasta por los comunitarios. Los tamborileños reclaman una mayor presencia de las autoridades sanitarias para poder enfrentar  el brote. A estos se suman los casos de dengue que se registran en comunidades como Esperanza,  Mao en la provincia Valverde y Constanza.

Hombre cercena dos extremidades a su ex; otro hiere a mujer renuente


En ambos casos, uno en Mao y otro en Bahoruco, los agresores son ex parejas de las víctimas y emplearon machetes.Bárbara Reyes, de 43 años, residente en el barrio La Joya del municipio de Mao, recibió atención médica en el hospital Luis L. Bogaert luego de que su ex pareja, Francisco Antonio Cruz, le cercenara un brazo y una pierna a machetazos, además de causarle otras heridas corto-penetrantes.

El acusado tras el hecho emprendió la fuga, pero fue capturado y será puesto a disposición de la justicia, según informó la dirección regional noroeste de la Policía Nacional al dar a conocer el apresamiento del hombre.

En Villa Jaragua

Fue atendida en el hospital Jaime Mota de Barahona y referida a un centro de salud de Santo Domingo, una mujer que fue herida a machetazos por su ex marido por negarse a reconciliarse con él, en un hecho ocurrido en la provincia Bahoruco.

La herida fue identificada por la Policía como la haitiana Elina Pie, de 33 años, quien presenta los machetazos en las piernas y en el tórax, según el diagnóstico expedido en el centro asistencial. Mientras que el agresor fue identificado como Manolo Polioser, quien está detenido en la dotación de la policía en Neyba.

El hecho, que es investigado por la Policía, ocurrió en la casa donde reside la agredida. Ambas se mantienen bajo observación médica, debido a la gravedad de las heridas infringidas por sus agresores, hechos que han sido repudiados por vecinos y parientes en sus respectivas comunidades.

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